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Asamblea contra la fractura hidráulica de Cantabria

¿Gas de pizarras?

2 de Julio, 2012

En la era del fin de los combustibles fósiles periódicamente se descubren yacimientos en diversos países cuya importancia es magnificada por las empresas explotadoras y por los gobiernos. Las empresas exageran la importancia para obtener inversiones y los gobiernos la rentabilizan políticamente. En EE UU, el lobby Alianza Nacional por el Gas repite incansablemente el eslogan “gas natural para 100 años”. El Gobierno vasco ha declarado que en Álava hay gas suficiente para abastecer a Euskadi durante 60 años. Sin embargo, numerosos estudios llegan a la conclusión de que el fenómeno del gas de pizarra es un boom comparable a las fiebres del oro, que terminan cuando es evidente que las exageradas expectativas no se cumplen.

El gas de pizarras es metano que se encuentra atrapado en macizos rocosos de pizarras. Se trata de romperlos para liberar el gas. La técnica empleada es la de fractura hidráulica. Se realizan perforaciones verticales hasta profundidades de 1-4 kilómetros y después horizontales para ampliar el espacio de actuación. Se inyectan grandes cantidades de agua a gran presión con arena para romper la roca.

Hay numerosas razones que minimizan la importancia de las reservas de gas natural. La zona explotable de un yacimiento se reduce a menos del 10% de la superficie teóricamente explotable. Pero, si la legislación impone unas zonas de seguridad para proteger los acuíferos, como ha hecho el estado de Nueva York y recomienda la Environmental Protection Agency (EPA), la zona explotable puede reducirse drásticamente. Shell admite que tal norma reduce en un 40 % su zona en este estado.

Las compañías preveían que la extracción de los pozos duraría 20 años y se están dando cuenta de que se desploma la extracción después del primer año. Suelen perder el 63-85% de flujo. Lo que obliga a las empresas a realizar una actividad frenética de nuevas perforaciones.

Estas explotaciones generan gran impacto ambiental y sobre la salud

Según el Potential Gas Committee de EE UU (organismo público), las reservas explotables de gas de pizarras suponen solo el consumo de 7 años. La Administración de Información Energética de EE UU (organismo público), afirma que el gas de pizarra sólo elevará modestamente el suministro de gas entre 2011 y 2035.

Un estudio encargado por el Parlamento Europeo a los prestigiosas organizaciones alemanas Wuppertal Institute y LBST concluye que, ante la creciente dependencia europea de las importaciones de gas, “los recursos de gas no convencional en Europa son demasiado pequeños para tener una sustancial influencia en esas tendencias”.

N. Anderson y W. Mackenzie declaran que muchas empresas se están dando cuenta de que queman dinero y están cerrando o reduciendo su actividad, pero otras siguen explotando yacimientos. Las explotaciones de gas de pizarras generan grandes impactos ambientales y sobre la salud. La contaminación del agua es debida a que junto con ella se inyectan productos químicos tóxicos (deslizantes, biocidas, anticorrosivos, etc.). Se utilizan 0.1-0.5 litros de ellos por metro cúbico de agua.

Un estudio del Congreso de EE UU afirma que algunos de los productos son cancerígenos y otros contaminan el aire y el agua. Además, el agua arrastra metales pesados y productos radioactivos que están en el subsuelo. Se está contaminando acuíferos con metano, tal como concluyen estudios realizados por investigadores de las Universidades de Duke y Cornell.

La explotación del gas de pizarra emite mucho (entre el 3.6% y el 7.9%, según un estudio de la Universidad de Cornell) y la mayor parte del mismo se produce al fracturar las pizarras y al extraer los taladros. La NASA ha llegado a la conclusión de que el metano en combinación las partículas de aerosoles que están en la atmósfera amplifica su impacto en el calentamiento de la misma. El estudio anterior concluye que quemar diesel supone la mitad de emisiones de CO2 equivalente que quemar gas de pizarra. El impacto sobre el territorio es muy grande debido a que la vida de las instalaciones es muy corta, lo que obliga a multiplicarlas. Además, es necesario construir balsas para almacenar el agua contaminada, multiplicar las pistas para los camiones y las plantas de procesamiento.

Existe una amplia experiencia de que cualquier perforación a varios kilómetros de profundidad produce seísmos. En un yacimiento de Oklahoma se produjeron 50 seísmos de 1.9-2.8 de intensidad en 24 horas. En otros momentos se ha producido seísmos de hasta 5.6. Entre 2010 y 2011 se han producido 600 seísmos en un yacimiento de Arkansas. El Arkansas Geological Survey ha llegado a la conclusión de que se producen seísmos cuando se inyectan líquidos a gran presión a una profundidad de 1 a 4 kilómetros.

Como consecuencia de los problemas indicados aumenta el número de gobiernos que prohíben tales explotaciones: Francia, Polonia, Sudáfrica, India, Arkansas, Nueva Yersey…Nueva York y Quebec han decretado moratorias para establecer normas contra los impactos.

Por último, el estudio para el PE identifica 9 agujeros en la legislación europea: falta una directiva marco sobre minería; no es aplicable la directiva de EIA; la directiva marco del agua es insuficiente; no se exige una declaración obligatoria sobre materiales peligrosos; no se exige aprobación para la inyección de materiales peligrosos en el subsuelo; no se exige la utilización de la mejor tecnología disponible; la legislación sobre el tratamiento de aguas residuales es insuficiente.

Roberto Bermejo es ingeniero industrial y experto del CES.

Artículo extraído de El País