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Asamblea contra la fractura hidráulica de Cantabria

La Plataforma Ciudadana Torreperogil Libre de Fracking se transforma en fuerza telúrica

16 de Mayo, 2016
La Plataforma Ciudadana Torreperogil Libre de Fracking se transforma en fuerza telúrica

Por Plataforma Ciudadana Torreperogil Libre de Fracking.

Tras tres años de lucha, ante la situación de enroque y bloqueo de cualquier información o toma de decisiones, así como de violación sistemática de la ley por parte de la administración andaluza en relación con los permisos de hidrocarburos Ulises II y III, y cuando la crisis sísmica que dura ya seis años en estas comarcas jiennenses vuelve a recrudecerse, la Plataforma Ciudadana Torreperogil Libre de Fracking se transforma en fuerza telúrica.

Hace ya tres años que la Plataforma Ciudadana Torreperogil Libre de Fracking echó a andar, jugándose la piel por todos en un escenario oscuro y brutal: el de la concesión de dos permisos de exploración de hidrocarburos, Ulises II y Ulises III, en nuestro entorno más cercano, que pone en peligro la supervivencia de las comarcas de la Loma, Sierra Mágina, Sierra de Cazorla, el corredor del Guadiana menor y en general la cabecera del Guadalquivir. Tres años de lucha durante los que hemos hablado de tú a tú a una administración, la andaluza, que ha actuado con una falta de respeto absoluto a la legalidad (concediendo permisos que a todos nos comprometen cuando sólo eran un gobierno en funciones sin ninguna garantía de continuidad y manteniendo la concesión contra todo sentido común), a nuestros intereses y a nuestros derechos humanos, económicos y sociales. Así hemos conseguido hacer visible la amenaza y retrasar en sucesivas ocasiones los procesos, aun en un entorno de falta absoluta de información que hemos tenido que suplir gracias a la colaboración de compañeros de gran valía. Así hemos llegado a conocer aspectos del problema que incluso nuestros representantes políticos desconocían, amparados en una falta absoluta de responsabilidad.

Aun así, este 18 de mayo los permisos Ulises II y III cumplen ya cuatro años de los seis de vigencia que se contemplaban en la concesión oficial antes de convertirse en permisos de explotación. Y es una situación que, a pesar del parón general de la industria de los hidrocarburos, nos preocupa, porque mantiene la amenaza y por la actitud de nuestra casta política y científica, que, aferrada a sus privilegios institucionales, ha hecho oídos sordos sistemáticamente las sucesivas señales de alerta intentando mantener su estatus de brujos de la tribu al servicio de intereses externos incluso por encima de los intereses de la población afectada.

Cómo explicar, si no, por qué no se supo hacer frente al período álgido de la crisis sísmica sufrido en la comarca de la Loma, con Torreperogil como centro, hace tres años, cuando se acabó reconociendo oficialmente la existencia de un enjambre de algo más de dos mil terremotos después de toda una sucesión de despropósitos en los que las autoridades reaccionaron ante las dudas, los temores y las necesidades de una población aterrada con el desprecio, la denostación, la persecución y el silenciamiento sistemáticos, a pesar de que, en publicaciones internacionales, se llegó a reconocer un total superior a los 8.000 terremotos. O por qué, aun habiéndose sucedido desde entonces una serie continua de enjambres a lo largo del alto Guadalquivir, no parece que se esté haciendo nada y, desde luego, se han descartado sin ninguna base científica seria posibles explicaciones de este fenómeno recurrente que, de ser ciertas, podrían plantear posibles soluciones al problema, como la teoría de la hidrosismicidad, cada vez más reconocida a nivel internacional en un entorno planetario donde parece progresivamente más clara la estrecha relación sistémica entre cambio climático, cambios en la distribución de las masas de agua, movimientos sísmicos, vulcanismo, etc.

Son seis años los que lleva temblando casi ininterrumpidamente el entorno de la Loma, tanto en su zona central y occidental como a lo largo de los valles y embalses de la cabecera del Guadalquivir (Puente del Obispo, Pedro Marín, doña Aldonza, San Miguel, estribaciones de Sierra Mágina…), el Guadalimar (con la situación especialmente problemática del mal ubicado embalse del Giribaile) y el Guadiana menor. Llama especialmente nuestra atención el hecho de que los responsables de las grandes instituciones científicas no hayan tenido en cuenta, o si lo han hecho no se hayan dignado compartirlo con nosotros, sufridores de esta sucesión constante de seísmos, que los repuntes recurrentes de este interminable enjambre coincidan invariablemente con épocas de fuertes lluvias tras períodos secos, como es el caso, durante los últimos días, del agravamiento de la serie que está teniendo lugar en el entorno del tramo final del Guadiana menor y su desembocadura en el Guadalquivir, que además coincide con el complejo y periódicamente activo sistema de fallas de Huesa-Collejares, aledañas a la gran falla de Tíscar, y se encuentra precisamente dentro del permiso Ulises III de hidrocarburos.

Otro ejemplo claro de la actitud de la citada casta política y científica es el acoso y desprecio al que los miembros de la Plataforma Ciudadana Torreperogil Libre de Fracking hemos sido sometidos por estas instancias, desde el momento que hemos exigido información y apoyo a la población, así como el adecuado estudio de los fenómenos ocurridos sin descartar de antemano posibilidades que pueden abrir nuevas soluciones. Frente a este acoso, hemos decidido seguir luchando hasta que se deroguen definitivamente los permisos y se aleje este peligro absurdo de nuestras vidas. Así lo hemos hecho durante estos tres años mediante entrevistas con las autoridades, concentraciones, manifestaciones, organización de jornadas de estudio científico y técnico, charlas informativas, presencia en actos culturales y deportivos, etc. Sabemos que las líneas para el estudio de sísmica de reflexión mediante los vehículos llamados “vibroseis” en los permisos Ulises II y III están aprobadas ya desde hace meses, y a pesar de nuestras continuas peticiones, contra toda lógica de transparencia informativa y todo derecho democrático, así como contra la Convención sobre Derechos Económicos y Sociales suscrita solemnemente por un país como el nuestro que sin embargo no los hace cumplir, se nos ha negado constantemente el acceso a las coordenadas de las mismas, que nos permitirían saber con seguridad hasta qué punto pueden estar afectados lugares críticos como humedales protegidos, acuíferos para consumo humano y regadío, yacimientos arqueológicos, conjuntos histórico-artísticos declarados Patrimonio de la Humanidad, explotaciones agrícolas de olivar en proceso de ser declaradas también Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, etc. Aun sabiendo que, en nuestro entorno, lo auténticamente difícil es que ninguno de estos puntos críticos sea afectado. ¿Debemos fiarnos de los que durante tres años nos han demostrado una y otra vez que no son de fiar? ¿Debemos aceptar que nuestros representantes decidan unilateralmente no informarnos de cuestiones que afectan directamente a nuestra supervivencia? Está claro que no: la lucha sigue, y cada vez con más fuerza. Porque en el vendaval de esta sarta de mentiras y de silencios no se informa a la ciudadanía de las coordenadas de las líneas sísmicas y, lo peor de todo, ni tan siquiera de cuándo se realizará, se ha realizado o se está realizando la sísmica de reflexión (que, como sabemos gracias a estudios científicos serios, puede provocar por sí misma microterremotos en entornos frágiles como el nuestro)

La estrategia de la casta política y científica consiste en aguantar sin informar, sin entrar al trapo, intentando acusarnos una y otra vez de alarmismo y oscurantismo. Aunque ya haga mucho que no les sirve. Así ganan tiempo. Se convierten en un muro de contención capaz de detener cualquier avance por nuestra parte. Ésa es la postura de quien sabe que no tiene más razón que el puro desempeño de una autoridad brutal e incontrolada. Pero las comadres y los compadres de la Plataforma Ciudadana Torreperogil Libre de Fracking hemos aprendido algo en estos tres años de lucha desigual y descorazonadora. Hemos estudiado, hemos compartido nuestras preocupaciones con compañeros de gran valía, miembros dignos de una comunidad científica que, como nuestro compadre Miguel de las Doblas Lavigne, uno de los mejores estudiosos a nivel internacional, están dispuestos a dar todo por quienes más lo merecen. Por eso es nuestro compadre más preciado.

Y entre otras cosas hemos aprendido, gracias a 9.000 terremotos en tres años, que incluso las estructuras más compactas pueden ser derribadas por un movimiento telúrico. Y hemos decidido actuar a partir de ahora como los movimientos telúricos, de forma constante y paciente, sin apresurarnos, tal como hemos aprendido de la tierra que defendemos. La Plataforma se arma de paciencia, cambia las estrategias y los tiempos, se prepara para una campaña larga y se convierte desde ahora en un ruido de fondo continuo que nunca se sabrá cuándo, cómo ni dónde descargará una fuerza telúrica capaz de derribar poco a poco ese muro infranqueable. Si hemos aguantado hasta ahora, podremos hacerlo mucho más allá de lo que para ese muro absurdo de contención sería pensable. Ahora es cuando empieza a actuar la auténtica fuerza telúrica, desde lo profundo, desde lo oculto, desde lo oscuro. Seremos conciencia vigilante, siguiendo las enseñanzas de don Antonio, y exigiremos responsabilidades por esta actitud dictatorial cuando y donde consideremos oportuno. El tiempo geológico es ahora nuestro. Mientras tanto, haremos lo que durante generaciones hemos sabido hacer en este pueblo plantado sobre el centro de un acuífero que necesita desesperadamente ser protegido: bajar al pozo, mirar directamente a los ojos de nuestra Bicha tutelar, la Tía Tragantina, y dejarnos conducir por ella en las galerías del agua mientras llega el momento inesperado de volver a la superficie. Ése es nuestro sueño, ésa es nuestra lucha.

¡POR LA DEROGACIÓN INMEDIATA DE LOS PERMISOS DE HIDROCARBUROS!